Alexandra tiene una relación muy especial con su abuela. Cuando la visita, dan paseos por la selva, se hacen confesiones y comparten un amor por el lenguaje que las lleva a inventar historias y mundos. Cuando la abuela empieza a enfermar, se comporta como un ser extraño, confunde los nombres de las cosas, y el juego de crear mundos por medio de la palabra ya no es divertido. Esta conmovedora novela habla sobre el alzhéimer desde la perspectiva inocente de Alexandra y sobre la importancia de rescatar la memoria. Su lectura genera entendimiento sobre la enfermedad.