Elisa Barón, propietaria del consorcio informativo Visión Enigma, yace acribillada en un camino de los “Extramuros”, una zona fronteriza con una geografía ambigua y flotante, territorio de la araña roja y de bandas de verdugos que cuelgan a sus víctimas en los puentes de La Ciudad. En un cercano futuro distópico, tan aterradoramente parecido al presente, en Visión Enigma los datos se capturan, se venden o se esclavizan al amparo estratégico de redes y sistemas informativos. Leónidas, informante de Visión Enigma y único testigo del asesinato, es un hombre con una notable incapacidad de olvido que necesita confesar lo ocurrido.
En otro mundo, en el Moscú de 1960, mucho antes de aquel evento aciago en Extramuros, el matemático soviético Anasim Ivanovich Kramskoi es perseguido por el contenido perturbador de sus Notas húngaras. Un documento en el que relata el asesinato del zar Pavel Petrovich y el robo de un misterioso gabinete diseñado y construido por el conocido ebanista Roentgen. Este artilugio barroco ambicionado por todos (revolucionarios, contrarrevolucionarios, mafiosos, empresarios), esconde un dispositivo matemático y filosófico que es un extraordinario y universal decodificador de datos. Pero para interpretar los signos y romper los criptogramas se requiere, más que del mecanismo, de una mente disfuncional y a la deriva en el universo ataráxico de quienes se encuentran perdidos, como Leónidas, quien bajo una lluvia torrencial en los Extramuros, sostiene la inerte cabeza de Elisa Barón, preguntándose si acaso ha sido él su asesino.Johanna Lozoya (Moscú, 1965).