Un wok es un utensilio de cocina tradicionalmente utilizado en la cocina
asiática para saltear y freír alimentos. El wok de 50 cm de diámetro es
bastante grande y puede ser utilizado para cocinar para una familia o
para grupos de personas.
Este wok está hecho de acero inoxidable,
lo que lo hace resistente y duradero. El acero inoxidable es un
material popular en la cocina debido a su resistencia a la corrosión y
al óxido, lo que lo hace fácil de limpiar y mantener. Además, el acero
inoxidable distribuye bien el calor, lo que ayuda a cocinar los
alimentos de manera uniforme.
El wok de 50 cm de acero inoxidable
generalmente tiene un fondo plano y una forma redondeada en la parte
superior para que los alimentos se puedan mover fácilmente mientras se
cocinan. También puede tener una tapa de vidrio para controlar la
cocción y para mantener los alimentos calientes.
preparacion Wok:
1.-
Debes lavarlo con abundante agua caliente y jabón, así retirarás el
polvo y el exceso de grasa que pueda tener. Pero, ten presente que será
la primera y última vez que uses jabón en él, porque más adelante los
detergentes dañarán la cubierta de tu wok.
2.- Calienta el wok en
la estufa a fuego alto. Durante todo el proceso de curado, debes
mantener la llama al máximo; hay que quemar el wok lo más que se pueda,
no temas y aplícale todo el calor posible. Notarás que se decolorará un
poco y desprenderá mucho humo, no te alarmes esto es normal y ¡es lo que
tiene que ocurrir! Se recomienda abrir las ventanas o realizar estos
pasos en espacios abiertos. Al final, el sartén debe tornarse oscuro de
manera uniforme.
3.- Cubre de forma homogénea la superficie
interna del wok con aceite vegetal o de maní con la ayuda de una toalla
de cocina y apoyándote con pinzas. Debes tener mucho cuidado porque el
aceite estará muy caliente. Balancéalo con suavidad hacia los lados para
que el calor y el aceite se distribuyan por igual en todas las áreas
del sartén.
4.- Reduce el fuego y continúa calentando por 15
minutos más. Esto le dará tiempo al aceite de penetrar en el material y
funcionará como un barniz que lo protegerá.
5.- Retira el aceite.
Para quitar el excedente, ayúdate con una toalla o papel de cocina, así
reducirás el exceso con mayor facilidad.
6.- Aumenta otra vez la
potencia del fuego, y vierte abundante sal gruesa. Saltéala de manera
uniforme haciendo que recorra toda el área, hasta que adquiera un color
marrón (sin dejarla quemar). Llegado a este punto podrás retirar la sal.
7.-
Por último, retira el wok del fuego y espera a que se enfríe. Lávalo
con agua tibia mientras frotas con una esponja, pero sin jabón. Sécalo
muy bien con toallas de papel y añade una capa muy delgada de aceite
vegetal para darle el revestimiento protector final.
¡Ya tienes un wok curado y listo para tus mejores recetas! Su uso constante lo hará cada vez más antiadherente.