Nacida durante los primeros años de la Unión Sovietica, Svetlana creció dentro de los muros del Kremlin. Los altos cargos del Partido C-omunista la protegieron del exterior ocultándole la hambruna y las purgas que arrasaban su país. Tras la muerte de su padre, y a medida que iba descubriendo la magnitud de la crueldad del regimen, Svetlana rompió su silencio y en 1967 conmocionó al mundo huyendo a Estados Unidos.