Dormir bien implica una serie de pautas que tu espacio de descanso debe cumplir, y entre ellas está la calidad de tu almohada. Una almohada deficiente puede causarte trastornos en el sueño y dolencias físicas; como contracturas, calor, incomodidad, alergias, interrupciones en el sueño, e incluso, molestias en tus cervicales que podrían convertirse en crónicas. La solución es más sencilla de lo que creemos y está relacionada con elegir una almohada con la densidad correcta según nuestra fisonomía y acorde a la postura en la que dormimos.
Características:
Previene el sudor nocturno reciclando el calor del cuerpo. Se amolda al contorno cervical relajando la tensión. Comodidad y firmeza para los que prefieren un perfil alto. Control de humedad lateral que favorece la circulación de aire