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Cuidar la piel y la comodidad de personas con movilidad reducida es esencial, y un colchón antiescaras es la solución ideal para prevenir la aparición de úlceras por presión. Este tipo de colchón combina tecnología y confort para ofrecer un descanso seguro y saludable.
Los colchones antiescaras destacan por su capacidad de distribuir el peso de manera uniforme, reduciendo puntos de presión y favoreciendo la circulación sanguínea. Están disponibles en distintas presentaciones, desde colchones de espuma viscoelástica hasta modelos con celdas de aire alternante, cada uno diseñado para adaptarse a las necesidades del usuario. Su uso es sencillo: basta con colocar el colchón sobre la cama habitual y ajustar según la movilidad y peso de la persona. Entre los beneficios más valorados están la prevención de lesiones cutáneas, la comodidad durante el reposo prolongado y la durabilidad de los materiales, que permiten un mantenimiento fácil y seguro.
Es recomendable considerar el nivel de riesgo de escaras, el peso del usuario y la frecuencia de uso. Un modelo con sistema de aire alternante es perfecto para quienes permanecen mucho tiempo en cama, mientras que los de espuma viscoelástica se adaptan a movimientos frecuentes, ofreciendo soporte y suavidad al mismo tiempo.